La restauración forestal se ha basado tradicionalmente en dos
enfoques contrapuestos. Uno es la colonización natural de matas, arbustos y
árboles, la llamada sucesión secundaria o restauración pasiva. El otro consiste
en establecer de forma artificial estas plantas, lo que se conoce como
restauración activa. La regeneración natural restaura más superficie y a menor
coste que las plantaciones forestales. Aunque en muchos ambientes
templados-húmedos y tropicales la cubierta forestal se recupera rápidamente si
el suelo no ha sido muy degradado, la restauración pasiva es generalmente lenta
en ambientes poco productivos como el mediterráneo.
Tres son los factores que restan velocidad a la regeneración
natural. En primer lugar, la dispersión limitada, debido a que las fuentes de
propágulos están lejos y los vectores implicados son raros. En segundo lugar
hay que contar con las limitaciones abióticas, como, por ejemplo, una baja
disponibilidad de agua para las plantas. Y, por último, también influyen las
limitaciones bióticas, tales como la competencia con las hierbas. Aunque, en
efecto, las hierbas forman parte de la sucesión vegetal y de la restauración
pasiva, si proliferan en exceso compiten por los recursos con las plántulas de
las especies leñosas y, por lo tanto, les resulta más difícil establecerse. En
otras palabras, el curso de la sucesión hacia la vegetación madura es más
lento.
La restauración activa implica técnicas de manejo tales como
plantaciones, siembras, eliminación de hierbas, quemas, protección frente a los
herbívoros, clareos y riegos, entre otras muchas. El objetivo es conseguir una
composición y una estructura particular de especies forestales. Estos métodos
son preferibles cuando la restauración pasiva es muy lenta o implica riesgos y
son muy utilizados tanto en plantaciones comerciales como en sistemas
agroforestales. (revista quercus: 2008/09/01 Islotes Forestales en
Terrenos de Cultivo)
Ni abandonar el monte a su suerte, ni realizar
una repoblación brutal.
En la naturaleza se producen millones de
semillas cada año, si bien muy pocas llegan a su destino final, que es la
instalación de una planta adulta.
Para
este propósito son necesarios varios factores, tres de ellos
fundamentales, el primero, evidentemente la semilla, que se dispone de forma
natural muchas de las veces.
El segundo, un buen lugar donde
instalarse, hecho que queda al azar o al instinto natural de los animales
dispersores de semillas, y por último unas
condiciones climáticas favorables en el periodo de establecimiento de
la planta.
Esta
última quizás sea el factor más decisivo en la naturaleza por cuanto
hay estudios que establecen un periodo de retorno al respecto, fácilmente
comprobable al observar nuestros bosques, y como casi todas las plantas de
regeneración natural parecen coetáneas unas con otras, por escalones de edad,
correspondiente a "añadas" buenas en las que las
condiciones climáticas han permitido la supervivencia de muchos
árboles cada cierto tiempo.
Es por ello que el dejar a su
suerte la naturaleza es una empresa de siglos, por lo que se debe actuar para
reducir estos periodos de retorno, y de forma similar a la naturaleza,
COLABORAR con ella, disponiendo semilla donde no las
hay, buscándole lugares adecuados para su implantación, y cuidando a
los árboles en las primeras etapas cuando son más vulnerables, para
asegurar su supervivencia.
Un montón de
árboles no es un bosque.
No es lo mismo una masa de árboles, por grande que sea, que un bosque. Lo
que pretendemos hacer es regeneración del paisaje natural, no un cultivo de
árboles, aunque sean silvestres. Regenerar un ecosistema es ayudar a un
territorio a que recupere su cubierta vegetal natural con su fauna acompañante,
posibilitando que se restablezcan la mayor cantidad posible de relaciones
ecológicas.
Cuestión
De Escala
Quien mucho abarca, poco aprieta, es evidente que no nos podemos plantear
una acción a gran escala, por cuestión de medios, por tiempo, por logica, y es
que se trata más de calidad que de cantidad.
Se trata pues de echar una mano a la naturaleza, allanarle el camino,
hacer las veces de ratón que entierra una semilla y de nube que la baña con
lluvia.
Se trata de Crear pequeños islotes forestales, pequeños bosquetes de
especies "interesantes" , puntos de interés mimados que funcionen de núcleos de
generación y dispersión de semillas, ya de forma natural.
De ahí la necesidad de cuidar las plantas, de mimarlas y protegerlas,
para lo más rápidamente posible hacer que empiecen a caminar solas, a generar y
dispersar semillas.