Lo primero, adquirir las semillas, en este caso, fresas de cuatro estaciones, similares a las silvestres pero, con la diferencia de que no producen estolones o producen muy pocos. En este caso he adquirido un sobre en un garden. A principios de primavera preparo un semillero, lo relleno de turba, la humedezco y disperso las semillas, las cubro con una fina capa de turba y pulverizo un poco de agua, cubro con la solapa traslucida y las dejo en el mini invernadero.
Pasados dos semanas empiezan a emerger las plántulas:
Un par de semanas después:
Y pasado un mes he procedido a quitarles la cubierta, cuando echen las hojas definitivas habrá que transpaltarlas con sumo cuidado a semilleros individuales:
Fresas silvestres de mi arboretum. Son extremadamente invasoras a poco que cuenten con humedad.
Desde luego todo un placer para los sentidos escondido en el sotobosque.
Fresillas de la variedad Reina de los Valles.
Ni que decir tiene que los mirlos las consideran aún más placenteras por lo que habremos de cubrirlas con una malla para así asegurarnos probarlas.
Otro problema son las hormigas, para ellas lo mejor es ofrecerles algo más sabroso, para ello dispongo alrededor de los fresales taponcitos rellenos de miel mezclada con aceite de girasol, se afanarán en tal delicatessen y dejaran nuestras fresillas de lado.
Buen provecho y recordad, todo el tiempo que pase sin plantar un árbol, es tiempo perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario